LA
VANGUARDIA
14 diciembre
2016
Alejandra Sánchez Mateos
Está hecha a base de productos químicos peligrosos y cancerígenos,
y dependiendo del color puede generar unos problemas u otros.
Un
símbolo chino -que puede o no significar lo que crees-, una dragón, la fecha
del nacimiento de alguien importante o incluso su nombre. Ideas para hacerse
tatuajes hay miles y son muchas las personas que deciden ponerse delante de una
aguja para marcarse “de por vida”. Lo que quizás no sepan son los efectos
secundarios que puede tener esta acción.
Más
allá de que tarde o temprano el dibujo pueda llegar a aburrir, un reciente
estudio del European Commission’s Joint Research Centre, asegura que la tinta que se emplea para
hacer los tatuajes podría ser en realidad mucho más peligrosa para nosotros de
lo que podemos llegar a imaginar.
Los riesgos de un recuerdo para toda la vida
La
tinta que nos inyectamos en la piel al tatuarnos está compuesta de elementos
-plomo, níquel y arsénico- peligrosos y cancerígenos, explica la investigación.
Y esto no es todo, según el European Commission’s
Joint Research también pueden generar mutaciones
genéticas y provocar efectos tóxicos en la reproducción, alergias o dañar el
sistema linfático.
Además,
la Dra. Alba Català Gonzalo, dermatóloga del Centro
Médico Teknon, explica que debido a la ruptura de la
barrera epidérmica se pueden producir complicaciones como “múltiples procesos
infecciosos, cutáneos o sistémicos, reacciones inflamatorias o la aparición de
tumores benignos y malignos sobre áreas tatuadas”.
Esto
dependerá de factores como la experiencia del tatuador,
las condiciones higiénicas y de los cuidados posteriores por parte del propio
cliente. Pero, incluso tomando todas las precauciones “algunas de estos
problemas son impredecibles y dependen de factores intrínsecos del propio
paciente”, afirma la dermatóloga.
Problemas provocados por los tatuajes
-
Enfermedades
infecciosas: mientras nos tatuamos, “el
pigmento penetra en la dermis y entra en contacto con capilares sanguíneos y
vasos linfáticos, por lo que es posible la transmisión de enfermedades
infecciosas” bacterianas, víricas y fúngicas, afirma la experta.
-
Tumores: se han dado “casos de melanoma maligno, de carcinomas basocelulares, de carcinomas espinocelulares,
de queratoacantomas y de dermatofibrosarcoma
protuberans”, continúa Català.
Aunque la causa es desconocida, “es probable que se deba a la composición
tóxica de la tinta, junto con la exposición a radiación ultravioleta y factores
genéticos”.
“Sin
embargo, dado el escaso número de casos comunicados y la gran prevalencia de
personas tatuadas, parece que esta asociación es puramente casual y, a la
espera de datos más concluyentes, así es como debe considerarse por el
momento”, matiza la doctora.
-
Reacciones
inflamatorias: aparecen de manera
inmediata tras la realización y pueden durar una o dos semanas “como
consecuencia de la agresión que suponen las múltiples infiltraciones intradérmicas
de pigmento”.
¿Importa el color de la tinta?
La
mayoría de las tintas que se usan en el mercado europeo llegan desde EE.UU. y
se elaboran con distintos ingredientes. Para hacerlas se usan más de 100
colorantes y de 100 aditivos y, según Agencia Europea de Sustancias Químicas,
los pigmentos utilizados son de baja pureza y muchos de ellos ni siquiera están
autorizados para su uso como productos cosméticos.
“Más
del 80% de los colorantes utilizados son orgánicos y más del 60% de ellos son
pigmentos azoicos, algunos de los cuales pueden liberar aminas aromáticas
cancerígenas”, apuntan desde la Agencia. Pero, ¿existe diferencia según los
colores?
“Las
tintas de color no son más agresivas que la negra pero sí están relacionadas
con ciertas reacciones cutáneas de forma más habitual”, explica la experta.
Algo que podría deberse a los distintos materiales que se usan para cada color.
La
tinta de los tatuajes rojos, para la que
se usan ingredientes como el sulfuro de mercurio y óxido férrico, suele ocasionar
“dermatitis de contacto alérgicas que se caracterizan clínicamente por la
aparición de lesiones eccematosas limitadas al área tatuada”.
La
tinta de los tatuajes amarillos, que
contiene -entre otras cosas- sulfuro de cadmio, puede producir “reacciones
fotoinducidas se manifiestan por la aparición de lesiones eritemato-edematosas
tras la exposición a radiación ultravioleta”.
También
se han descrito “reacciones granulomatosas como
reacciones a cuerpos extraños asociadas al uso de cromo, mercurio, cobalto y
manganeso y aparición de nódulos eritematovioláceos
indurados relacionados con el uso de pigmento rojo, verde o azul”.
Otra
diferencia en los colores llega si decidimos borrarnos el tatuaje. La tinta
negra es la más fácil de borrar, explican desde Tattoo
Cleaners, centro especializado en borrar tatuajes:
“El color negro es el que necesita menos sesiones debido a que el láser detecta
mejor el color más oscuro, aunque se pueden eliminar todos los colores, los
demás suelen necesitar más sesiones”.
Incluso
a la hora de eliminarlo hay que tener en cuenta una serie de factores, como el
color de la piel, las tintas usadas, la frecuencia de los tratamientos o el
dispositivo láser, para que los resultados sean buenos, concluye la
dermatóloga.
Desde
la Federación Española del Tatuaje (UNTAP) aclaran que en España existen
diversas leyes, tanto estatales como autonómicas, que regulan las tintas que se
usan en el país y exigen que “todos los profesionales del tatuaje deben tener
una formación higiénico sanitaria” y precisar de “una licencia sanitaria de
establecimiento para ejercer la profesión”.
Además,
quieren resaltar que “durante el período comprendido entre 2005 y 2015 se ha
utilizado RAPEX como sistema de alerta y vigilancia del mercado, y sólo ha
habido 109 alertas por tinta de tatuaje, siendo este un nivel bajo teniendo en
cuenta todas la tintas y marcas que hay en el mercado”.
La
UNATAP considera que “la asociación entre tatuajes y riesgos graves contra la
salud es puramente casual, no habiendo estudios concluyentes, y así es como
debe considerarse por el momento”.